Tal como sucede en muchas otras industrias en el mundo, el programa AuPair ha sido mal interpretado muchas veces por generalizaciones inescrupulosas. Se ha mencionado incluso que el programa promueve una de las modernas formas de esclavitud, por su naturaleza de promover el viaje de inmigrantes provenientes de países “tercermundistas” que realizan una labor en contextos de “primer mundo”, pero esta apreciación no está muy bien fundamentada porque existen miles de millones de AuPairs provenientes de países de primer mundo, que como muchos otros jóvenes, desean explorar culturas o nuevas lenguas y tienen sus experiencias de inmersión cultural AuPair en países vecinos.

También se ha dicho que es una manera más fácil de contratar nannies para las familias anfitrionas, dado que económicamente es más rentable, lo cual es cierto en algunos países pero no en todos. No obstante, de no ser así no sería posible dar la oportunidad a tantos jóvenes de conocer y vivir otra cultura a través del programa.

Por consiguiente, sería una gran equivocación catalogar peyorativamente al programa ya sea por casos negativos puntuales que no son la mayoría, por apreciaciones que no tienen en cuenta también las ventajas o por argumentos que no se basan en la realidad total de los AuPair del mundo.

Más bien es preciso enfocarse en los grandes beneficios culturales, profesionales y académicos que este programa ofrece sumándole también el factor de seguridad y legalidad que lo envuelve.

El programa ha tenido y tiene un éxito que va en ascenso, gracias a que es en la mayoría de países una herramienta útil y muy positiva tanto para los jóvenes de hoy que desean superar barreras culturales, como para los padres, que por sus vidas ocupadas se ven en la necesidad de confiarle a alguien más el cuidado de sus hijos.

Si el programa AuPair no estuviese legalmente constituido  las embajadas no contemplarían en sus categorías de visa o permisos de residencia el propósito AuPair.